Contratapa de María Mascheroni:

Las estaciones, las estancias que Anahí Maya Garvizu nos llama a recorrer se deslizan entre el olvido y el recuerdo en una tarea que la poeta denomina reconstrucción, hecha de retazos, baches, paisajes y ausencia.  Como si quisiera amojonar el recuerdo, alambrar con su cuerpo lo que no se sabe y respira con nosotros sin embargo. Lo que nunca ha caído en silencio, no entregarlo al olvido.

Avanza y amasa una memoria con parentescos de raíz y pensamiento, ordena cada fragmento con decisión, delicadeza y un abrigo de añoranza. Nos dice: “los ausentes muestran sus formas” “heredé tu sueño blanco” “la visión del pasado es invertebrada” “intento escuchar recordando/ pero algo que era/ ha sido cubierto”.

Reconstrucción, insiste esa idea sólo para mostrar su dificultad. En el poema descifra su historia y sus actos en un paisaje minado por el error y el olvido. “era un fragmento único de tiempo y espacio/ similar al rayo que agrieta y vuelve a la opacidad/ dejando seres partidos o con una nueva apariencia”

El trabajo de Anahí es paciente: impedir que se pierdan poco a poco las voces, las imágenes, el motor de sus orígenes. Y lo intenta mientras asiste a la erosión imparable de la memoria, como el rozamiento que muta la piel o el desgaste de la vista que se opaca lenta, tanto que no advertimos cómo se va transformando lo visible en un ritmo, una manera de mirar lo que existe. Así, lo que de la memoria se escurre ante sus ojos y su esfuerzo, crece, se afirma en su poética como un modo de transitar la experiencia y la escritura.

Sobre la autora: 

ANAHÍ MAYA GARVIZU nació en Chuquisaca, Bolivia. 

Ha publicado parte de su trabajo en Transfronterizas: 38 poetas latinoamericanas (compilación a cargo de Ediciones Punto de Partida, carrera de Literatura de la UNAM, México, 2016), La carne veloz de las flores: 12 poetas hispanoamericanos – Prólogo y selección de Luciana Reif (Aguacero Ediciones, Argentina, 2020) y su primer libro, Las estaciones (Editorial Libros del Cardo, Chile, 2018).