136 PÁGINAS

Fragmento del prólogo de Juan Forn:

"No sé exactamente de qué estoy hablando. Pero llevo ya diez años escuchando en mi interior ramalazos inconexos de las cosas que él me dijo en los pocos encuentros que tuvimos (no fueron muchos, apenas uno por año). Antes de mi pancreatitis, antes de conocer a Domar, me habría producido instantánea desconfianza la palabra “espiritual” en boca de un médico. Lo mismo me hubiera pasado si un médico al que consultaba se ponía a hablar de sí mismo en lugar de hablarme de mí, de mi problema. El problema es que, para la mayoría de los médicos, un paciente es un síntoma, a lo sumo un caso; casi nunca una persona.

Sólo puedo decir de él lo que ya dije en mi libro María Domecq: que me devolvió el alma al cuerpo. Que le devolvió el alma al cuerpo a infinidad de pacientes que recurrieron a él. No conozco definición que honre mejor la labor médica. No conozco médico que haya honrado su profesión como Domar Singh Madariya."

 

Contratapa:

¿Qué pesar o apego puede haber para un alma realizada, para un hombre de sabiduría, si todos los objetos del mundo,

 animados e inanimados se han convertido en él mismo?

Rig Veda

El doctor Domar Madariya expresó con su ejemplo de vida aquello que no puede ser expresado con palabras. Ayudó a armonizar la vida individual de sus pacientes con la vida de la sociedad y del universo, a descubrir la divinidad intrínseca en cada uno y la capacidad de curarse a sí mismo a través del Ayurveda. Enseñó también sobre la importancia del autoco-nocimiento y  de la práctica rutinaria, natural e integral de esta medicina, todo a partir del momento en que llegó y desplegó ese conocimiento que trajo a nuestro país, hace más de treinta años. Desde su arribo a la Argentina, acercó además, con su saber, la mitología, filosofía, lengua y religiones de la India.

La autora realiza un recorrido brillante por los momentos más relevantes de su vida, su valentía y aceptación, su condición habitual de yogui. Domar Madariya transformó la manera de ver y aceptar nuestra mente occidental, a la luz de la sabiduría del ser humano total, ecuménica, muy antigua y eterna.

DOMAR SINGH MADARIYA: EL MÉDICO ANGELICAL - BEATRIZ GARCÍA. Prólogo: Juan Forn

$12.000
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"No sé exactamente de qué estoy hablando. Pero llevo ya diez años escuchando en mi interior ramalazos inconexos de las cosas que él me dijo en los pocos encuentros que tuvimos (no fueron muchos, apenas uno por año). Antes de mi pancreatitis, antes de conocer a Domar, me habría producido instantánea desconfianza la palabra “espiritual” en boca de un médico. Lo mismo me hubiera pasado si un médico al que consultaba se ponía a hablar de sí mismo en lugar de hablarme de mí, de mi problema. El problema es que, para la mayoría de los médicos, un paciente es un síntoma, a lo sumo un caso; casi nunca una persona.

Sólo puedo decir de él lo que ya dije en mi libro María Domecq: que me devolvió el alma al cuerpo. Que le devolvió el alma al cuerpo a infinidad de pacientes que recurrieron a él. No conozco definición que honre mejor la labor médica. No conozco médico que haya honrado su profesión como Domar Singh Madariya."

 

Contratapa:

¿Qué pesar o apego puede haber para un alma realizada, para un hombre de sabiduría, si todos los objetos del mundo,

 animados e inanimados se han convertido en él mismo?

Rig Veda

El doctor Domar Madariya expresó con su ejemplo de vida aquello que no puede ser expresado con palabras. Ayudó a armonizar la vida individual de sus pacientes con la vida de la sociedad y del universo, a descubrir la divinidad intrínseca en cada uno y la capacidad de curarse a sí mismo a través del Ayurveda. Enseñó también sobre la importancia del autoco-nocimiento y  de la práctica rutinaria, natural e integral de esta medicina, todo a partir del momento en que llegó y desplegó ese conocimiento que trajo a nuestro país, hace más de treinta años. Desde su arribo a la Argentina, acercó además, con su saber, la mitología, filosofía, lengua y religiones de la India.

La autora realiza un recorrido brillante por los momentos más relevantes de su vida, su valentía y aceptación, su condición habitual de yogui. Domar Madariya transformó la manera de ver y aceptar nuestra mente occidental, a la luz de la sabiduría del ser humano total, ecuménica, muy antigua y eterna.